La irrupción en el mercado de más actores
comercializadores de equipos de Tecarterapia han traído nuevas máquinas al
sector, por tanto, ahora la oferta disponible es amplia, ... y hasta puede ser confusa.
Un grupo importante de éstas son las máquinas asiáticas, sobre todo,
las fabricadas en Corea del Sur y en China, aunque siendo honestos, hay una gran diferencia de lo fabricado en Corea del Sur con respecto a China y es que los Coreanos apuestan más por la calidad que los Chinos.
Cuando analizamos la calidad y las
prestaciones que tienen, y sus precios, nos preguntamos: ¿es equivalente lo que
cuestan a la calidad que prestan?
Para tener la certeza de acertar, es
necesario conocer en vivo, y palpar los diferentes aparatos. No basta con
verlos en un catálogo: es necesario ver y sentir su comportamiento ante un
tratamiento con un paciente real.
Por ejemplo, veamos el caso de un equipo
fabricado en Corea del Sur: Lavatron.
Su precio está alrededor de los 20.000€.
+ información sobre LAVATRON, pulsar aquí
No deja de ser un equipo de sólo un canal, es decir, que permite la aplicación de un área corporal simultánea.
Su carcasa es de plástico, lo cual la hace más débil en el proceso de apantallaje de las radiaciones electromagnéticas que generan este tipo de dispositivos. Sin embargo, puede tener una pintura interior que mejore estas radiaciones (aunque no puedo ni afirmarlo ni desmentirlo, porque no me he dedicado a abrir la máquina).
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No deja de ser un equipo de sólo un canal, es decir, que permite la aplicación de un área corporal simultánea.
Su carcasa es de plástico, lo cual la hace más débil en el proceso de apantallaje de las radiaciones electromagnéticas que generan este tipo de dispositivos. Sin embargo, puede tener una pintura interior que mejore estas radiaciones (aunque no puedo ni afirmarlo ni desmentirlo, porque no me he dedicado a abrir la máquina).
La cuestión es que
es un aparato que, a mi modo de ver, está sobrevalorado en el mercado español
porque tiene un precio equivalente a un coche de gama media.
El valor
diferencial que presenta es su sensor de temperatura en sus accesorios móviles,
pero se trata en este caso de una característica subsanable por la presencia
del operador del equipo, por lo que su utilidad (y en consecuencia, su sobre
coste, es relativa).
Por esto me pregunto: ¿es conveniente pagar por algo
plástico y con deficiencias en su calidad como si tuviera calidad europea?
Sólo
las personas que tengan realmente la experiencia de trabajar con varias
máquinas podrán responder con solvencia a esta pregunta.
Pero aún así, creo
conveniente hacer una reflexión al respecto porque, en mi opinión, esa máquina
debería posicionarse en un orden de precios menor, entre los 10.000 y 13.000€
máximo, pero rozar la franja de los 20.000€ me parece excesivo.
Creo que
debemos dimensionar adecuadamente los precios de los equipos en función de sus
características técnicas y en función de lo que nos aporta.
Está claro que
después hay matices adicionales como el prestigio de la empresa que los
fabrica, las publicaciones científicas que los respaldan, la formación o
paquetes de servicios extra que aportan valor añadido al producto, pero debemos
de partir de un criterio objetivo crítico para evaluar si estamos pagando un
precio correcto o si nos están dando gato por liebre.
Por este motivo, abogo
siempre por probar físicamente el aparato con personas de confianza antes de proceder
a la compra de cualquier dispositivo. Es cierto que eso me quitará un tiempo de
evaluación y me supondrá una dedicación, pero ¿somos conscientes de cuántos
dolores de cabeza me librará esta pequeña inversión? En este tipo de
dispositivos, probar implica poner el equipo a examen, comprobar su
funcionamiento in vivo con un cuerpo humano, validar la ergonomía de los
electrodos, y estar seguros, en definitiva, que voy a tomar una decisión
correcta en lo que respecta mi compra
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